Traductor/Translate

viernes, 22 de agosto de 2014

La última entrada


La Erótica del Guisante se muda!!! 

Han sido siete años de paranoias mentales y revoltijos de emociones. Simplemente, es hora de cambiar de piel aunque no de nombre. Nos vemos, si aún quieres continuar con mi sinsentido en:


Nunca la verdura dio tanto juego  ;)

martes, 15 de julio de 2014

Envidia



Ella lucía un flamante vestido rojo. Llevaba el pelo recogido en un moño alto de estilo despeinado. Se había maquillado los ojos ahumados, acentuándolos con lápiz de ojos y máscara de pestañas. Para los labios, eligió un carmín rojo pasión y acabado mate. Para sus piernas, unas medias suaves, sin estampados, de la misma tonalidad de su piel. Unos tacones de vértigo parecían hacerla mirar a las nubes con desprecio. Era, la tentación perfecta.

Aquélla noche, la pareja guardaba un secreto. Bajo las braguitas de encaje, y más adentro, se escondía un juguete que prometía hacer de la cena, una inolvidable experiencia. Ella llevaba un huevo vibrador inalámbrico y él, el mando a distancia...

Los entremeses llegaron con suaves estímulos, entre risas, copas de vino y miradas de complicidad. El plato principal fue recibido con una mayor estimulación y con un suave gemido, que ella no fue capaz de contener, en presencia del camarero y bajo su atónita mirada. Su chico rió. Ella le dio un sorbo a la copa de vino y deslizó su pie descalzo por la entrepierna de él. Lo deseaba.

Pronto la cena quedó en segundo plano. Él no quería soltar su juguete. Pidieron la cuenta. Ella quiso refrescarse en el cuarto de baño, pero él no iba a concederle un paréntesis: aumentó la intensidad.

Ella se retorció en el asiento y lo agarró firmemente del brazo. Le dedicó una mirada que él no fue capaz de rechazar. Sin esperar el cambio, ambos entraron en el cuarto de baño y echaron el pestillo.

Todo el restaurante sintió una mezcla entre escándalo y morbosidad que excitó al más puritano de la sala. Y todos, bajo un estricto silencio, se quedaron pendientes de cada ruido que escapó del baño.

"Vergüenza" decían.

"Envidia" pensó la pareja.

_______________________________

Ganadora del I Concurso de Relatos Eróticos "Saca el escritor que llevas dentro"
http://quegustotiendaerotica.wordpress.com/2014/06/28/relato-erotico-vi-concurso-saca-el-escritor-que-llevas-dentro/

http://quegustotiendaerotica.wordpress.com/2014/06/06/saca-el-escritor-que-llevas-dentro/
http://quegustotiendaerotica.wordpress.com/

lunes, 19 de mayo de 2014

Tormenta



Cuando la tormenta estalle sobre nuestras cabezas y de su alarido, prenda en llamas el bosque. Cuando el agua arranque las pesadas rocas de la montaña y amenacen, cual torrente, con arrasar el refugio de nuestra primavera. Te abrazaré tan fuerte que tus latidos beberán de mi aliento, mientras todo el caos emergente se hace añicos y del paisaje soñado, no quede más que un boceto ceniciento de lo que tú y yo un día creamos. Así, con el sopor del acero espectral atravesando el pecho de lado a lado, despertarás de la pesadilla y verás reflejado en mis ojos, la oscuridad del mundo que nos rodea. 

Y verás reflejado en mis ojos, la oscuridad del mundo que nos rodea.

Y verás, reflejado en mis ojos, la oscuridad.

Y verás... En mis ojos... Oscuridad.

Verás mis ojos.

viernes, 21 de febrero de 2014

Shhh....


Quisiera cerrar los ojos y dejar de escuchar todo este ruido. Quisiera, sin ir más lejos, arrancar este estúpido corazón que patalea en mi pecho. Quisiera agarrarlo con las manos desnudas y clavar en sus ojos, mi mirada fría y desafiante, hasta que se quede quieto, callado. Quisiera, sin importarme lo más mínimo, arrojarlo al mar...

He vagado en silencio por las dunas de la derrota. Te he visto morir encaramado al cadáver de tu propia felicidad. Me he visto palidecer en una ingravidez abrumadora; sobrevolando los despojos de mi propia miseria... Sin ruido al que abrazar ni estrellas a las que llorar... Y ante todo este temido silencio...

Entiendo que lo difícil todavía está por venir. Entiendo que la felicidad es caprichosa. Que tú no existes, que yo, jamás nací...

Me acontecen las horas como hojas que caen del árbol marchito. Mastico esta falsa calma que retumba cada vez más en mi pecho (y no, esta vez no es el corazón – se ahogó). Día a día me visto con el mismo abrigo, sopesando los pros y los contras de esta primavera que no regresa. De esta primavera culpable de que yo, ahora, rebañe lo poco que me quedó de ti; como buscando un arco iris que no existe... Una promesa gris de hielo y sombras, de mentira y crueldad... Me pregunto si tus manos también están hechas de hueso o sólo de pútrida esperanza. Y si algún día, brillará el sol para mí... Pero no hay tiempo para lamentos, las calles retumban de nuevo.

Desciendo, poco a poco y en silencio, mientras el ruido lo abarca todo con una simetría espeluznante. No importa lo bajo que huya, los ecos siempre me encuentran... Pero nunca me alcanzarán.

De día y de noche, dudo que alguien pueda contemplar el abismo que habita dentro de mis ojos, que salte a través de él... Dudo que entienda nadie, por qué termina este silencio con gestos desagradables, por qué desluzco – a dónde voy-. Dudo, al fin de cuentas, que sea real y lógico, este sentimiento sombrío que me hiela el pecho, que muerde. Que apresa en sus fauces cualquier sentimiento de abandono. Que ahonda, hambriento de latidos, los recovecos de éste, mi vacío esqueleto; desde el mísero día en el les dí de comer a los peces, mi escandaloso corazón.